Los colegios profesionales nacieron como asociaciones de trabajadores que mezclaban intereses profesionales con particulares.
Con los años y dando una definición estrictamente legal, hoy en día son Corporaciones de derecho público, amparadas por la Ley y reconocidas por el Estado, con personalidad jurídica propia y plena capacidad para el cumplimiento de sus fines.
Ello nos faculta para representar y defender a la profesión que tenga cada colegio como representada, los colectivos de clientes y profesionales y actuar como intermediarios en las redacciones de los textos legislativos que les afecten.
Dicho esto y centrándonos en el Ilustre Colegio de Procuradores de los Tribunales de Tarragona, al cual tengo el honor de formar parte como colegiada número 48 y también como vocal de su Junta de Gobierno, todos aquellos que reúnan los requisitos legales forman parte del mismo. Desde miembros veteranos con su innegable y valiosa experiencia, hasta jóvenes colegiados llenos de energía y fuerza emprendedora.
Estos últimos son los miembros más innovadores, que más facilitan la adaptación a las nuevas tecnologías y al progreso. Además, también son los que mejor reflejan los cambios sociales que, sin duda alguna, han de evidenciarse también en el mundo del derecho.
El Colegio de Procuradores, como otros colegios profesionales, da soporte global a sus colegiados, colabora con las instituciones públicas y privadas y tiene una muy estrecha relación con los órganos judiciales, procurando un potencial humano al servicio de la actividad jurídica en Tarragona, Valls y El Vendrell.